EL KUNG-FU
El arte marcial filosófico del Kung-Fu es una disciplina basada en las enseñanzas de los Grandes Maestros, que busca la evolución espiritual de sus practicantes, proviene del Monasterio de Shaolin.
Los monjes budistas lo practicaban para fortalecer su cuerpo, equilibrar sus emociones, y como instrumento de defensa para repeler los constantes ataques que sufrían por aldeanos.
Se dice que el Emperador Tang Taizhong, utilizó a los monjes para sofocar una gran rebelión, y era tal la fuerza de estos practicantes de Kung Fu que vencieron a todo un ejército.
El Kung Fu es una disciplina que se basa en los movimientos de diversos animales para realizar un trabajo físico, emocional y espiritual.
En la forma del tigre se obtiene por el practicante la fortaleza física y musculatura.
De la serpiente el desplazamiento continuo, así como la certeza en el movimiento.
De la forma del águila se toma los rápidos reflejos, la agudeza de la visión.
Del dragón la agilidad y fuerza para la transmutación y el cambio interior.
Así, mediante el entrenamiento del cuerpo y de la mente logra el practicante de Kung-Fu un desarrollo auténtico de las capacidades del individuo, desarrollando así la humildad, el recto pensar, fuerza de voluntad, aceptación de las pruebas y otras más.
La principal lucha que tiene el practicante de Kung Fu es la de vencerse a sí mismo, y requiere una preparación física y mental cuidadosa, control de la emoción. Así, el Kung-Fu lo define el Doctor José Rafael Estrada Valero como la unión entre el cuerpo físico y la mente, es como una yoga en movimiento.
El practicante de Kung-Fu ejercita la voluntad, viviendo la voluntad como potencia del alma para transformarse a sí mismo.
Este arte milenario lo pueden practicar los niños desde muy tempranas edades (a partir de los tres años) y va formando el carácter, la autodeterminación, el equilibrio emocional, la fortaleza del cuerpo, la tranquilidad de la mente, y una recia voluntad para hacer frente a todas las pruebas que la vida le presenta.
Como requiere de mucha fuerza física, armonía en los movimientos, resulta una disciplina muy recomendable no solo para adolescentes, a fin de equilibrar sus emociones y que enrumben su vida fincada en valores, como el amor, el respeto, la tolerancia, la fraternidad, el cuidado del medio ambiente, sino también para aquellos niños, jóvenes y adolescentes hiperactivos que mediante la practica de ésta disciplina pueden equilibrar sus conductas en un recto actuar.
En el Kung Fu no solo se templa el cuerpo, sino el alma del practicante, porque su propósito no es el ataque, sino la defensa utilizando la fuerza del adversario para neutralizarla, pero fundamentalmente, el trabajo que realiza el practicante de Kung Fu es el de su transformación personal para convertirse en un ser útil al servicio de la sociedad.
Por su disciplina el practicante de Kung Fu llega también a desarrollar una gran voluntad para vencer cualquier obstáculo que la vida le presente.
Por tanto esta disciplina debiera ser practicada desde tempranas edades por niños, jóvenes y adultos de ambos sexos, para lograr un desarrollo integral.
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